Akasuna No Sasori

-¿Cómo te llamas? Mi nombre dices… no se puede decir que en si tenga un nombre o dicho de otro modo no es algo que me guste dar, aunque por otra parte en mi vida se me han dado muchos nombres, he sido conocido como el shinigami rojo, Sasori polvo de ángel, el paladín sangriento, el sempiterno traidor, pecador y el más reciente es escorpión de arena roja, pero si de verdad deseas conocer mi nombre te lo diré aunque si gustas igual puedes llamarme con cualquiera de las otras denominaciones, mi nombre es Akasuna No Sasori .

Un breve silencio se forma, en espera de tu respuesta, inundando por completo el salón, en el que de por si no podía escucharse nada más, quizá solo tu propia respiración, y la de tu anfitrión.

-¿Cuál es tu edad, la que aparentas tener y la que de verdad tienes? Temo que es un problema eso ya que no me gusta revelar mi verdadera edad, pero ya que pareces del tipo que suele conseguir lo que se propone te la diré tengo 523000 años pero no creo aparentar más de 21

¿A qué raza perteneces? y ya que estamos en eso quiero saber cómo te consideras psicológicamente y... supongo que físicamente también.

Mi raza dices, bueno soy un ángel negro o como me gusta que nos denominen a nosotros los Ángeles negros, un shinigami, pero ya que creo que este término no es muy valido dejémoslo en que soy un ángel negro.

Ahora bien en cuanto a mi físico no mido más de 1.78 de complexión delgada y esbelta, no me gusta descuidar mi cuerpo que para mi es como un templo por lo que cuido mucho de él con mantenimiento continuo y con sumo cuidado de lo que consumo aunque en realidad yo no necesito comer ya que no soy un ser que posea órganos, al menos ya no, soy un máquina viviente, por así decirlo, y aunque mi cuerpo pude realizar todas las funciones de un cuerpo normal, se podría decir que soy un ser muerto en vida, soy una marioneta viviente.

Soy de tes blanca y pelirroja cabellera, siempre visto de negro, y amo ese color que es mi favorito junto al rojo y casi siempre porto pantalón y camisa negra, y encima una gabardina con capucha negra, uso guantes de cuero negro y siempre llevo puesta una venda sobre mis ojos, pues no necesito de estos para ver, los sentidos mienten y pueden ser engañados, en cambio la vista que me proporciona el alma no, aunque claro puedo ver y perfectamente con ambos ojos los cuales poseen un bello claro color café miel, a veces visto un poco menos sobrio y más juvenil, vistiendo un chaleco negro sin gangas un libas azul oscuro y tenis, pero claro esto solo lo hago en mis momentos de ocio; por último, que creo que debería añadir, es el hecho de que poseo dos habilidades realmente envidiables, entre ellas está la que me gusta llamar la “técnica del marionetista” con la cual puedo crear hilos de materia oscura pura y usarlos como arma ya sea para la ofensiva, la defensiva o incluso puedo controlar a mi oponente haciendo uso de estos si logro estableces 5 veces contacto físico con él, esta técnica la e desarrollado para literalmente ser un marionetista ya que he creado mis propias marionetas las cuales uso a veces como arma y por otro lado está otra técnica, la cual robé a los dioses: la materialización, que me permite crear a partir de mi conocimiento materia y darle forma, aunque es un poder muy limitado ya que sólo puedo crear a partir de lo que conozco y si creo un cuerpo este no tiene vida ya que al ser un ser tan limitado como somos las criaturas creadas por los dioses no soy capas de dar vida a nada de lo que creo.


Ahora bien, veamos mi aspecto psicológico, soy un ser serio y muy reflexivo y no suelo inmuta ante los sucesos de la vida; nunca doy nada por absoluto a no ser que lo conozca en su totalidad, en veces puedo ser algo engreído. Considero que todo en este mundo esta sujeto a un ley de equivalencia, por todo lo bueno existe algo malo, por todo lo malo existe algo buen y no creo que halla ser que escape de a este esquema, siendo un ser dotado de un gran intelecto y un físico envidiable además de ser muy resistente, soy un persona a la que le gusta moverse con cuidado y eso es algo que la vida misma me a enseñado, soy muy elitista con respecto a quien permito que se me acerque, aunque si alguien logra obtener mi simpatía lo cuidare y protegeré, con toda mi fuerza y con todo mi ser. Para mi el fin justifica los medio y jamás me a importado que deba hacer para conseguir mi cometido, aún si eso implica deshacerme de alguien o algo. Poseo un gran odio hacia los Dioses quienes han renegado de su creación al volverse simples espectadores y no querer aceptar su responsabilidad hacia sus creaturas. Son como relojeros que echan a andar toda la maquinaria para que ésta se mueva por sí sola, mientras ellos se sientan a ver como se consume en las guerras y el sufrimiento… me dan asco.

¿Cuál es tu puesto en esta sociedad y qué empleo tienes? Científico en Jefe y militar de la aldea de la Arena.

¿Menciona a cada uno de tus familiares que aún vivan, y qué parentesco tienes con ellos? Creo que ninguno, claro si mi memoria no me falla. Pero si nos ponemos a reflexionar, te he dicho que tengo más de 523 000 años, entonces, por ser un tiempo específico, quiere decir que tengo un inicio, si tengo un inicio, tengo un creador, si tengo un creador, que podríamos decir que es algo así como mi padre, sin embargo, por la experiencia que he adquirido en estos milenios, y según lo que he aprendido de la psicología mortal, padre es aquel que no sólo engendra, sino quien educa y ama; por lo tanto, podemos concluir que no tengo padre, ni familia, ya que cada ángel agotamos nuestra propia especie, y velamos por nuestra propia seguridad.



¿Crees tú que eres una parte importante de éste mundo? Sí o no, realmente no me importa, mejor cuéntame tu historia.

Bueno… es una historia muy larga para contarla en tan poco tiempo, y no me gusta mucho hablar de mí pasado… pues creo que a mayor secreto, mayor poder… pero bueno, te diré sólo lo que necesitas saber, y si te preguntas por los detalles que no logras comprender por tu entendimiento limitado, no te responderé, pues debes saber que existen misterios a los cuales no tienes derecho de preguntar por qué.

En un principio, y como todos bien saben, los ángeles fuimos creados como servidores de los dioses; para dar luz al mundo. No se decirte si yo fui el primero en ser creado, o si todos nacimos al mismo tiempo, pero a mí se me encomendó ser el principal servidor de los dioses, y digo dioses porque, aunque fui creado por el dios Luz, llegué a ser fiel servidor de los tres. Mi amor por ellos era incondicional al igual que mi servicio, creo que era análogo al de los hijos con sus padres.

No te perderé el tiempo en explicarte porqué se dieron los conflictos entre las especies, pues imagino que ya conoces detalles de esa historia… la verdad no me interesa… pero bueno…

Antes de que las guerras finalizaran, los dioses nos revelaron una decisión que habían tomado de forma unánime: que todas las creaturas, perfectas e imperfectas (como yo y como tú, por dar un ejemplo), sublimes y mortales, racionales e irracionales, podrían ejercer su libertad que desde el inicio había en cada una de sus naturalezas individuales, pero que había permanecido pasiva, hasta ese maldito instante. Desde luego que eso no me molestó, puesto que eso había formado parte de nosotros, lo que me molesto en realidad fue lo que dijeron después: que no interferirían en el curso de la historia del cosmos, ni influirían, ni siquiera inducirían ninguna acción de ninguna creatura… la razón por la que tomaron esa decisión me lo reservo.

Yo vivía para servir a los dioses, y su voluntad era proteger a las criaturas de las cosas profanas, pero ahora, si su voluntad parecía haberse vuelto indiferente, de qué otra manera podría servirles, ¿en dónde había quedado todo el esfuerzo y la dedicación que había invertido en cumplir sus deseos? ¿A dónde había ido todo por lo que había luchado en mi existencia? ¿Es que acaso que no valía para ellos, acaso ya no amaban a sus creaturas? ¿Se había acabado su misericordia o la cólera cerraba sus entrañas… ¿ES QUE NO VALÍA EL AMOR QUE LES TENÍA… ¿CÓMO PODÍA SER POSIBLE QUE SE DESENTENDIDO DE LO QUE HABÍAN CREADO?... – exclamó pasando de una actitud tranquila y reflexiva a una explosión de ira y resentimiento, y tras unos instantes de profundas inspiraciones, recupero la cordura – Fue entonces cuando formulé mi filosofía actual: “todo corresponde a un orden equivalente”… por todo lo bueno, siempre surgirá algo malo, y a un gran mal corresponde un bien semejante o aún mayor. Digo esto, aunque no me interesa explicártelo, si lo entiendes o no, allá tú.

Así que tomé una decisión, y sigue permaneciendo tan firme el día de hoy como hace milenios, no sé decirte si yo fui el primero en ser creado, o si todos nacimos al mismo tiempo, pero, como te había dicho, a mí se me encomendó ser el principal servidor de los dioses, y llegué a la conclusión de que era yo el que debería de asumir la responsabilidad de establecer la paz en el cosmos, pues si ni los dioses ni ninguna otra criatura era conciente de esta realidad, sería yo el que lo lograría sin importar los medios – terminó la frase con un aire de misterio y majestuosidad –.

Sin embargo, para lograr este cometido, tenía que admitir que no soy un dios, sino una creatura, no soy omnipotente, ni omnicognoscente. Entonces, debía recurrir al único medio por el cual tendría el poder de realizar lo que me había propuesto, desde ese día me han conocido por muchos nombres (no los repetiré). Hice lo que ningún otro ser se ha atrevido hacer, intenté robar el secreto de las tres grandes virtudes divinas, la fuente de su poder: 1) el poder de crear; 2) el poder de transmutar… de acuerdo, el de transformar… 3) el poder de aniquilar las sustancias puras, lo más íntimo de toda creatura…

No te daré los detalles, ya que fracasé, hasta cierto punto por que pude robar el secreto del primero, sólo te diré que al haber sido descubierto por mis “colegas” no tuve otra opción más que eliminarlos… diez ángeles murieron ese día… o tal vez fueron más, no recuerdo bien. Pero por desgracia, al ser creatura, no pude controlar un poder tan grande, por lo que no sólo fui condenado, sino que yo fui la causa de mi propia condenación. Cuando utilicé por primera vez este gran poder, ciertamente me deshice de todos los que representaban una amenaza para mí en ese momento, sin embargo no volví a ser el de antes… mis alas manchadas con la sangre de aquellos despojos angelicales que yacían inertes bajo mis pies tiñó mis alas de negro, y mi cabellera, que en algún tiempo fue blanca, se manchó de rojo.

Después de eso no me quedo más que vivir en el exilio, vivir en el anonimato, y con pasar de los años busque la manera del controlar el poder que había obtenido, aunque en el proceso poco a poco me fui trasformando en lo que vez ahora.

Hace ya 10 años que llegue a Suna o como quizás la conozcas tu la aldea de la Arena, al llegar pues de algo tenia que vivir por lo que me uní a las fuerza militares, al cabo de 4 años había logrado escalar puestos suficientes al grado de llegar hasta al rango de comandante, pero gracias a mi gran capacidad intelectual y a mi continuo esfuerzo al cabo de 3 años más me convertí en el científico en jefe de desarrollo de defensa y balística en la aldea, pero nuca he perdido de vista mi objetivo y el ser un militar de la aldea de la arena solo en un medio para alcanzarlo, 10 años me costo integrarme a esa aldea, ser reconocido y convertirme en uno de los hombres de confianza del kazekage, el cual ignora por completo mi pasado.

Actualmente llegue al reino de Nakiri en compañía de otro militar de nombre Kagamine Len, para hablar con él rey de algunos asuntos de la milicia y el ejercito.

Esa es mi historia, espero que te haya gustado, aunque si no te gusto en realidad me tiene sin cuidado.